Columna: La grosería de la visita presidencial

La llegada del Presidente de Colombia a España se produjo sobre la una de la tarde hora local, luego se dirigió a la calle Fortuny donde se encuentra la embajada de Colombia en España, allí lo esperaba al menos un centenar de personas.

Él de vestido y corbata, su esposa, Verónica Alcocer, de vestido caqui con falda a la rodilla, como siempre muy elegante. Ambos, tomados de la mano, ingresaron el recinto donde se realizaba la Feria de Servicios Consulares.

Esa fue la última imagen del mandatario que pudo captar la prensa colombiana que reside en Madrid, esa prensa que trata de tener a los colombianos informados, esa misma prensa que batalla todos los días por seguir viva pese a los obstáculos, esa misma prensa que acompaña día a día y entona en su dial la cultura colombiana… Pero ha esa misma prensa, ayer le cerraron la puerta en la cara.

Una tarde calurosa en Madrid, llegamos puntuales a la cita que se había acordado días antes con un desayuno en la casa del embajador, rico desayuno, ricas promesas, pero como lo es todo en este gobierno, promesas sin cumplir. 

Llevábamos la ilusión de hacer un par de preguntas, preguntas que son fundamentales para los ciudadanos colombianos en España, por ejemplo: ¿Cuales son las propuestas de este gobierno para con los migrantes?, ¿Por qué el aumento del reclutamiento de mujeres en Colombia para explotarlas sexualmente en España? y, ¿En qué va el proyecto de educación para no tener que homologar el bachillerato en España? Preguntas que creemos fundamentales.

Preguntas que de momento, no tendrán respuesta.

Hoy vuelvo a sentir una puñalada trapera del gobierno de Colombia hacía los medios colombianos radicados en Madrid, hoy vuelvo a sentir más lejos esas palabras de Petro en su programa de gobierno: “Una embajada de puertas abiertas”.

Lastimosamente puedo afirmar que en España existe: una embajada sin embajador, una embajada sin oficina de prensa, una embajada donde el desorden y la grosería se llevan los elogios en la visita presidencial. 

Columnista: Camilo Poveda

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